¿Qué es un álbum ilustrado?
Una característica es que en estos libros, el autor tiene acceso a dos manifestaciones; el texto y la imagen. Si tiene texto siempre hay una narración. La otra característica es que la imagen secuencia la historia. La imagen ocupa toda la página. El texto y la ilustración tienen la misma importancia.
Tres ejemplos de álbumes de imágenes son: Besos besos, Mediodía en la ciudad y La ola
- ¿Por qué no existe la literatura infantil hasta el SXX?
La primera razón es que antiguamente se pensaba que a los niños de infantil no les interesaba la literatura.
Otra razón es que era un mercado muy pequeño en el SXX, los niños no sabían leer, no iban al colegio y por lo tanto no había mercado.
Hay que tener en cuenta la Revolución Industrial. Los libros se hacían con planchas. Era muy caro tener libros. Después de la Revolución Industrial los libros eran más baratos pero seguían siendo caros. Poner ilustraciones subía mucho el precio de los libros y la gente no los compraba, por lo tanto los libros tenían muy pocas imágenes. Pasaba lo mismo si la carátula queríamos que fuera a color (tirada con tintas). Además para poder poner una imagen se tenía que utilizar un tipo de hoja diferente (satinada) más resistente que el resto (porosa).
Saturnino Calleja Fernández fue editor, pedagogo y escritor español, fundador de la Editorial Calleja, autor de libros de educación primaria y de lecturas infantiles.
Nació en Burgos en 1853, aunque su estirpe familiar era originaria de Quintanadueñas, localidad integrada actualmente en el municipio de Alfoz de Quintanadueñas. Su padre, Fernando Calleja Santos, fundó en 1876 un negocio de librería y encuadernación, en la calle de la Paz, en Madrid, que fue comprado por Saturnino, en 1879, y que este convirtió en la Editorial Calleja, que llegó a ser la más popular en España, en Hispanoamérica y en Filipinas. En 1899, la Editorial Calleja publicó 3.400.000 volúmenes.
Saturnino Calleja realizó dos importantes novedades en el mundo editorial de la época: publicó grandes tiradas de los libros y cuentos (con muy pequeño margen de beneficio, con lo que abarató mucho los precios) e ilustró profusamente todos ellos con dibujos de los mejores artistas, logrando así unos cuentos atractivos y al alcance de los bolsillos de menor poder adquisitivo, acostumbrando a leer, con ello, a varias generaciones de niños.
Por otra parte, los libros de Pedagogía eran entonces escasos, malos y caros. Calleja editó otros, basados en las más modernas tendencias pedagógicas europeas, los llenó de bonitas ilustraciones (su gran lema era "Todo por la ilustración del niño") y los repartió (a veces a costa de su bolsillo) por las entonces paupérrimas Escuelas de los pueblos de España.
Los maestros españoles estaban menospreciados (triste la frase "Pasar más hambre que un Maestro de Escuela"). Saturnino Calleja fundó y dirigió la revista La Ilustración de España, en cuya cabecera decía: "Periódico consagrado a la defensa de los intereses del Magisterio Español"; su primer número salió a la calle en junio de 1884. Aquella revista iba acompañada por el boletín El Heraldo del Magisterio, con los mismos fines y las mismas firmas. También creó la Asociación Nacional del Magisterio Español y organizó la Asamblea Nacional de Maestros. Con todo ello se convirtió en el líder indiscutible de los maestros españoles. En 1888, La Ilustración de España cambia de director y propietario y se define como "periódico ilustrado de Literatura, Ciencias, Artes y Modas".
La Editorial Calleja publicó del orden de los 3.000 títulos, no solo de cuentos, sino también libros texto y libros de Pedagogía (muchos de estos escritos por el propio Calleja), así como literatura clásica (varias ediciones del Quijote, la primera edición completa de Platero y yo, etc.), diccionarios como el Diccionario manual de la lengua española ilustrado con millares de grabados, mapas geográficos, retratos de hombres célebres y láminas enciclopédicas), atlas, libros de medicina, higiene, derecho, baile, cocina etc.
Es muy conocido por su colección de cuentos económicos, baratísimos, al alcance de todos los bolsillos infantiles que tuvieran 5 y 10 céntimos. De esto deriva la expresión "¡Tienes más cuento que Calleja!". Los elementos folclóricos eran tratados con ciertos tonos instructivos y ejemplificadores, además de resaltar en ellos las notas de un curioso casticismo hispánico que los hacía prácticamente inconfundibles. Sobrenadaba una fina ironía y un juego descarado con anacronismos y actitudes disparatadas que asaltaban cada cierto tiempo. Unos cuantos fueron compuestos por el propio Saturnino Calleja; la mayoría fue elaborada por escritores anónimos asalariados, algunos de ellos importantes; se desconoce la relación exacta porque los archivos de la editorial desaparecieron en la Guerra Civil. Solamente se conoce con seguridad a José Muñoz Escámez, que elaboró un centenar recogido posteriormente en el volumen Azul Celeste (1902); Juan Ramón Jiménez trabajó en su juventud en la editorial y Jesús Sánchez Tena escribió e ilustró cuentos para la editorial. Entre 1915 y 1928, los Cuentos de Calleja llegaron a alcanzar sus máximas notas de originalidad, buen gusto y carácter innovador, bajo la dirección artística de Salvador Bartolozzi. La editorial Calleja también publicaba la colección Perla, más lujosa. Los cuentecitos de Calleja fueron la lectura de todos los niños que vivieron en las primeras décadas del siglo XX. Eran cuentos con letra pequeña, con algunas ilustraciones en blanco y negro y con un contenido divertido; su lectura era amena, rápida. Gracias a Calleja, los niños españoles conocieron a Hans Christian Andersen, a los hermanos Grimm, Los viajes de Gulliver, Las mil y una noches y toda una serie de versiones de autores españoles.
De invención suya es el final de innumerables cuentos de habla hispana: "...y fueron felices y comieron perdices, y a mí no me dieron porque no quisieron."
Sus principales obras fueron:
- Silabario ó Cartilla para los niños Madrid: Saturnino Calleja, 1876.
- El pensamiento infantil: método de lectura conforme con la inteligencia de los niños Madrid: Saturnino Calleja; México: Herrero Hermanos, 1896 (Imp. de Henrich y Cª), muy reimpreso.
- Rudimentos de Geografía para uso de los niños Madrid: Saturnino Calleja, editor, 1887.
- Nociones de Historia de España' escritas por Saturnino Calleja, para texto de las escuelas de primera enseñanza Madrid: Saturnino Calleja, 1883 (Imprenta de M. Minuesa de los Ríos)
- Biblioteca de las escuelas: textos de las asignaturas de la enseñanza primaria superior, arreglados al programa oficial de ingreso en las normales Madrid: Saturnino Calleja editor, 1898.
- Catálogo de obras de instrucción y recreo propias para premiar ó para regalar á los niños: se hallan de venta en casa de su editor Saturnino Calleja... y en casi todas las librerías de España y América S.l.: s.n., 1891.
- Colección escogida de trozos literarios de autores españoles y americanos en prosa y verso Madrid: Saturnino Calleja; México: Guillermo Herrero y Ca., 1892.
Otras editoriales siguieron su concepto lobo barato para niños por ejemplo la editorial Molino. En esta época la literatura era didáctica, no para entretener. Además todos estos libros no tienen autor, la autoría se queda en las editoriales. En esta literatura son como los libros de los cuentos folclóricos, tienen la característica de que son personajes planos (aquel que se define como mucho por dos o tres características). Es lo contrario a un personaje con psicología. Esto es lo que va a marcar el cambio de la literatura moderna.
Con los personajes planos no nos podemos identificar. Cuando de verdad nos gusta una novela es cuando nos sentimos identificados.
De repente apareció el libro Celia y sus amigos de Elena Fortún en el año 1928. Celia es la primera niña de la literatura española que tiene realmente psicología. Cuando empieza la serie, Celia tiene 7 años. Elena Fortún fue la primera autora que hizo crecer a su personaje.
La autora tuvo que crear a su hermano ‘’Cuchifritín’’ para los niños, aunque tuvo menos éxito. A partir de aquí se empezó a crear libros para entretener.
Encarnación Aragoneses Urquijo, más conocida por su seudónimo literario Elena Fortún (Madrid, 17 de noviembre de 1886 - ibídem, 8 de mayo de 1952), escritora española, autora de literatura infantil y juvenil.
Era hija de Leocadio Aragoneses, alabardero de la Guardia Real, y aunque nació en Madrid pasaba los veranos en el pueblo paterno de Abades, en casa de su abuelo Isidro, fallecido en 1892. Estudió en Madrid Filosofía y Letras. Se casó en 1908 con Eusebio de Gorbea Lemmi, militar republicano y también escritor, que tuvo que exiliarse tras la Guerra Civil y se suicidó en Buenos Aires el 16 de diciembre de 1948. De él tuvo dos hijos; el pequeño de ellos, Bolín, murió en 1920. Vivió sobre todo en Madrid, pero también residió en Canarias, San Roque, Zaragoza, Barcelona, Valencia, Francia y Argentina.
Empezó a escribir para niños en 1928 en la revista Blanco y Negro, resucitando la sección de Gente menuda, ya con el seudónimo de Elena Fortún. Pronto las historias de la niña madrileña Celia, que cuestionaba el mundo de los adultos, cuajaron entre los lectores infantiles de manera tal, que la editorial Aguilar se interesó por la obra. Así fueron viendo la luz títulos tan conocidos como Celia, lo que dice, Celia en el colegio, Celia y sus amigos, Celia novelista o Celia madrecita. El último, Celia en la revolución, permaneció inédito hasta hace poco, en que se editó en 1987 por la Editorial Aguilar; es un borrador de 1943. Trabajó en las revistas Blanco y Negro, Cosmópolis, Crónica y Semana, y en las infantiles Macaco, El Perro, el Ratón y el Gato y otras de España y América.
Creó celebérrimos personajes como Celia, el más popular, protagonista de una larga serie de novelas; Cuchifrín y Matonkiki, también protagonistas respectivos de ciclos novelísticos, y otros como Mila, Roenueces, el Mago Pirulo, el Profesor Bismuto, Lita y Lito y La Madrina. Elena Fortún comprendía como nadie hasta el momento la psicología infantil y se granjeó la simpatía de los niños, que se podían identificar fácilmente con sus personajes rebeldes y reconocibles en la calle. Sabe cómo ponerse a la altura de los niños y entra en su mente y en sus ilusiones; sabe qué decirles y cómo hablarles, porque Elena Fortún toma partido, definitivamente, por el bando infantil.
Aunque no se comprometió en partido u organización política alguna, Encarna Aragoneses siempre fue republicana porque pensaba que la II República estaba llamada a acabar con el analfabetismo y con la situación de desigualdad que vivía la mujer, pues fue Elena Fortún una feminista irredenta. Sus narraciones extensas han relegado al olvido su narrativa corta, muy abundante y de gran calidad. La mayor parte de estas historias se publicaron en las páginas de las revistas antes mencionadas (Gente Menuda, Crónica...) y muchas de ellas fueron recogidas después en dos volúmenes titulados Los cuentos que Celia cuenta a las niñas (1951) y Los cuentos que Celia cuenta a los niños (1952). Pero gran parte de los otros no han vuelto a ver la luz y merecen, por sus calidades aún vigentes, una adecuada recuperación. En todos ellos es visible una recuperación y modernización de la tradición popular.
En el Parque del Oeste de Madrid fue erigida en 1957 una estatua a su memoria, realizada por el escultor murciano José Planes. Además, una calle de la capital lleva su nombre.
Obras Destacadas
- Celia, lo que dice (1929)
- Celia en el colegio (1932)
- Celia novelista (1934)
- Celia en el mundo (1934)
- Celia y sus amigos (1935)
- Cuchifritín el hermano de Celia
- Cuchifritín y sus primos
- Cuchifritín en casa de su abuelo
- Cuchifritín y Paquito
- Las travesuras de Matonkikí
- Matonkikí y sus hermanas
- Celia madrecita (1939)
- Celia institutriz en América
- Patita y Mila estudiantes
- La hermana de Celia. Mila y Piolín
- Mila, Piolín y el burro
- Celia se casa
- El arte de contar cuentos a los niños (1947)
- Los cuentos que Celia cuenta a las niñas (1950)
- Los cuentos que Celia cuenta a los niños (1951)
- El bazar de todas las cosas
- Celia en la revolución (1987)
Salvador Bartolozzi intenta cambiar el concepto de teatro infantil. Este empezó a crear teatro, representado en el teatro Eslava (hoy Joy Eslava) los sábados por la mañana. Creó los personajes de Pinocho y Chapete (Don Quijote y Sancho Panza), también Pipo y Pipa, que se hicieron tan famosos que se convirtieron en literatura. Éstos solo pretendían entretener. Eran personajes eran bastante planos por lo tanto los niños no se podían identificar con ellos, sólo podía imaginar ser como ellos. Como actualmente cuando los niños ven la película de Disney, quieren ser como las princesas, los héroes pero nunca se podrán identificar con ellos, como sí puede ocurrir con Harry Potter.
El ilustrador y escritor Salvador Bartolozzi Rubio nació en Madrid en el año 1882, de padre italiano, Lucas Bartolozzi natural de Lucca, y madre española, Obdulia Rubio.
Su progenitor trabajaba en el taller de vaciado de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y de allí le vino a Salvador su afición por el dibujo.
Muy joven, casi un niño, viajó a París, para ampliar su formación artística. Permaneció en la ciudad del Sena durante cinco años. A su vuelta destacó rápidamente como cartelista. Su amigo, el escritor y crítico Antonio Espina definió su estilo como "madrileñismo fino y noble de entroque florentino".
Bartolozzi colabora en diversas y muy importantes publicaciones, como las revistas 'Blanco y Negro', 'Nuevo Mundo' o 'La Esfera'.
También trabaja como ilustrador para la Editorial Calleja, la de los famosos 'cuentos de calleja', donde rápidamente llegó a ser director artístico.
En esos años también mantiene una gran amistad con RAMÓN Gómez de la Serna, con quien participa en la fundación de la tertulia de los sábados del Café Pombo.
Su actividad es tan extensa como valiosa, consigue unir a los textos literarios la expresividad y belleza de sus ilustraciones, del tal manera que en poco tiempo supera el 'Pinocho' de Collodi, con su 'Pinocho' español, que en palabras de Antonio Espina: "a pesar de su antecesor italiano, el suyo se yergue autónomo, con vida propia en el mundo de los sueños infantiles".
En seguida inventa el personaje de 'Chapete', antagonista de 'Pinocho', y dirige la revista infantil 'Pinocho'. Previamente ha dejado la Editorial Calleja.
Asimismo, crea una serie de personajes infantiles ambientados en Madrid, que muy pronto serán populares: 'Pipo', 'Pipa' y 'Gurriato'.
Publicados en la revista Estampa, muchas de sus aventuras pasan al teatro gracias a la colaboración de Magda Donato y son representadas con éxito abrumador. Algunas de de estas obras fueron estrenadas por la actriz Isabel Garcés en el personaje de 'Pipo'.
Sus personajes son sin duda los más populares del mundo infantil de los años veinte, con ellos han soñado y vivido sus ilusiones la infancia de esos años, de ello se deriva su importancia como creador e ilustrador infantil.
No sólo dedicó su trabajo al mundo de la infancia, puesto que el mundo teatral adulto vio su trabajo creativo como escenógrafo en la obra 'La Zapatera Prodigiosa', de Federico García Lorca, o en 'El Otro' de Miguel de Unamuno. Poco antes de finalizar la Guerra Civil regresa a París, donde permanecerá hasta 1941, cuando ante la toma de la 'Ciudad Luz' por las tropas nazis, huye a América, en concreto a México, donde permanecerá hasta su muerte en 1950.
En Ciudad de México trabajó como escritor e ilustrador y en sus últimos años logro introducirse en el mundo del dibujo animado. Lastima que esta oportunidad le llegase tarde a tan grandioso dibujante y escritor del mundo infantil.
Nada mejor que volver a las palabras de Antonio Espina para entender lo que pudo haber sido nuestro dibujante de haber tenido su oportunidad antes: "menos mecanico que Walt Disney, Bartolozzi en la pantalla, y disponiendo de sus recursos sin tasa que derrocha el norteamericano, hubiera conseguido una obra maravillosa sustantivamente latina y de un humorismo humanizado que en Disney casi ni existe".
Hoy gracias a otro pintor, Solana, y a su cuadro 'La tertulia de Pombo' la imagen física de Salvador Bartolozzi está más cerca de nosotros, al estar retratado con RAMÓN en tan famoso cuadro.
Cuando se inventó la radio, se hacían seriales radiofónicos, algunos dirigidos a los hombres como los de vaqueros o los de detectives. Uno de los seriales para chicas fue Ama Rosa. En 1950 se empezaron a hacer seriales para niños. Se dieron cuenta de que era muy fácil pasar los guiones radiofónicos a libros. El primero fue Matilde, Perico y Periquín, del mismo modo fue La Tomasica. La más famosa fue Antoñita la fantástica. La diferencia que hay entre Celia y Antoñita es que Celia empieza con siete años y Antoñita con once.
Llegamos a lo más parecido a los álbumes de imagen, Mari Pepa.
En los años 60 se crean las postales con cuentos, la población se empieza a interesar por la literatura infantil, la educación empieza a ser importante en la sociedad y todos los niños acuden a la escuela un rato y un par de años pero no más. Luego ya entra en vigor la ley del 70 y ya todos los niños acudían a la escuela y por lo tanto compraban muchos más libros. Empiezan a surgir editoriales como SM, una editorial dedicada al colegio. También creo la colección llamada El barco de vapor que actualmente sigue vendiendo.
En los años 90 fue el boom general de la literatura infantil. El primer autor que crea un personaje dirigido a la infancia, es Jean de Brunhoff con Babar, antes de los 90.
Jean de Brunhoff nació el 9 de diciembre de 1899 y murió el 16 de octubre de 1937. Fue un escritor e ilustrador francés conocido por ser co-creador de Babar, un elefante protagonista de una serie de libros infantiles, publicado por primera vez en 1931. La historia fue originalmente contada por su esposa, Cecile de Brunhoff, a sus hijos Laurent y Mathieu. Tras el primer volumen publicó otros seis títulos.
Tras la muerte del autor, la editorial Hachette compró los derechos de impresión y publicación de la serie Babar, y el hijo de Jean, Laurent de Brunhoff, continuó la serie a partir de 1946, ilustrando los libros como hacía su padre. Las primeras siete historias se reeditaron y millones de copias se vendieron en todo el mundo.
Jean de Brunhoff está enterrado en el famoso cementerio Père Lachaise en París, Francia.
Obras
- A.B.C. de Babar, 1936
- Babar y Papa Noel, 1940.
- Babar y sus hijos, 1938.
- Babar, el Rey, 1935.
- La Historia de Babar, 1934.
- Los viajes de Babar, 1934.
- Las vacaciones de Zefir, 1937.
4 comentarios:
Me refiero al texto sobre la Editorial Calleja y su fundador, Saturnino Calleja, mi abuelo.
Lo que se dice es correcto y, en buena parte, está sacado de mi libro "Saturnino Calleja y su Editorial. Los Cuentos de Calleja y mucho más", lo que me satisface.
Hay, sin embargo, algunos matices a corregir, empezando por la errata de llamar a mi abuelo "Saturniano".
Los archivos de la Editorial no desaparecieron durante la Guerra Civil, sino en 1959, cuando cerró la Editorial.
Cuando murió mi abuelo, fue sustituido al frente de la Editorial, por mi tío Rafael Calleja, que adquirió los derechos para España del Pinocho de Collodi, contrató a Bartolozzi y creó el personaje de Chapete.
No es correcta la frase "Bartolozzi previamente había dejado la Editorial".
Por último, quien inventó el final de cuentos "Fueron felices y comieron perdices..." fue mi tío Rafael cuando era niño.
Un cordial saludo. Enrique Fernández de Córdoba y Calleja
Está muy bien, pero aquí también debes corregir algunas cosas:
- El texto de un álbum de imágenes puede ser verso así que no siempre se trata de una narración.
- Cambia Saturniano por Saturnino, mujer, que araña la vista.
- Los dos tipos de cuentecillos de Calleja no quedan bien explicados.
- Si sacas algo de la Wikipedia, debes decir que lo has sacado de ahí. Si no, es plagio.
- Ya que el sr. Fernández de Córdoba y Calleja te ha corregido algunas cosas, no estaría de más que las cambiaras en tu blog. Creo que es un honor para ti que te den información de primara mano. ¡Ya lo hubiera querido yo para mi tesis! ;)
- ¿"Otras editoriales siguieron su concepto lobo barato para niños"?
muy bonito y claro me gusto gracias.
muy bonito y claro me gusto gracias.
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