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(adaptación del cuento) ¡MARACAIBO!


MARACAIBO



            Érase una vez, en una yeguada muy muy lejana, había miles de caballos de carreras. Todos vivían felices en grandes prados verdes. Todos los potrillos deseaban poder participar en carreras. Hasta un día ocurrió una catástrofe, un incendio gigante acabó con toda la yeguada. Algunos caballos consiguieron huir, entre ellos un pequeño potro y su papá, su mamá había muerto.

         Pero entre tanto alboroto, el potrillo se asustó muchísimo y huyó. Galopó y galopó durante mucho tiempo.

         Pasaron los meses y los meses hasta que un día nuestro potrillo llego a un lugar donde había muchos seres como él. El potrito muy curioso se quedó mirando lo que hacían hasta que de repente alguien le atrapó.

         El potrito muy asustado, sin poder defenderse, fue llevado a otro prado. Pero él tenía mucho miedo porque todo le recordaba a la catástrofe.

         De repente llegó un señor y le dijo:

-     Te llamarás Maracaibo porque tu mancha en la cara se parece al lago Maracaibo. Eres flaco como una flecha. Nunca he visto un caballo tan delgado en este hipódromo.

         Maracaibo quedó asombrado.

-         ¡estoy en un hipódromo!- exclamó.

         Pasaron unas horas y llevaron a Maracaibo al prado con los demás caballos. Todos se reían de él, era flaco y feo. Los demás potros eran grandes, fuertes…mientras que él como había estado muchos meses de acá para allá, no pudo comer como los demás. Por eso estaba tan flaco.

         El resto de potros le decían que él nunca podría correr una carrera. Todos se preparaban para ello, los montaban, iban a la pista, pero Maracaibo nunca salía de ese aburrido prado.

         Pasó el tiempo, y poco a poco empezó a crecer hasta convertirse en el potro más grande y esbelto de todos. Pero nadie le montaba.

         Entonces se le ocurrió una maravillosa idea. 

-         Cuando vengan los entrenadores a por lo demás potros galoparé todo lo que pueda para que ellos me vean lo bien que sé hacerlo.

         La primera vez no le hicieron ni caso, la segunda hubo un entrenador que al menos le miró y la tercera vez todos los entrenadores que entraron al prado para coger a sus caballos y llevárselos a entrenar para correr, se quedaron asombrados de lo rápido que galopaba Maracaibo.

         Decidieron empezar a entrenarlo para correr, y poco tiempo después se cumplió su sueño. ¡Debutó en una carrera!. Todo el mundo le alababa, le admiraba hasta que logró convertirse en el mejor caballo de carreras de todos los tiempos.

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1 comentarios:

Irune Labajo dijo...

Es una adaptación muy buena aunque te has saltado algunos de los hitos importantes. A los niños seguro que les encanta aunque resulta difícil reconocer el cuento que has adaptado.

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